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Inmerso de lleno en la tradición de la pintura occidental, el concepto de pliegue y su plasmación plástica le permite dar una vuelta más a la disciplina y cuestionar los límites entre representación y realidad.

Durango, 1974

 

Tal y como apunta Keith Moxey, las imágenes –en tanto objetos visuales vivos que escapan a la historia y no se limitan al contexto de su situación cultural original específica– conservan el poder de afectar el presente con independencia del momento de su creación. La mirada –necesariamente condicionada por composiciones visuales concretas– sobre nuevas imágenes implica conexiones constantes que trascienden las intenciones de sus autores, creándose continuamente nuevas dimensiones semánticas y relecturas sobre las mismas, y así sobre nuestra interpretación visual –y narrativa– global.

 

Telas y plásticos, y concretamente las superficies arrugadas de las mismas, son el punto de partida y el leitmotiv de la serie “Error (Accidentes controlados)”, fruto de la incesante investigación de Ismael Iglesias sobre el desarrollo y la construcción de la imagen pictórica. Inmerso de lleno en la tradición de la pintura occidental, el concepto de pliegue y su plasmación plástica le permite dar una vuelta más a la disciplina y cuestionar los límites entre representación y realidad al poner el foco en la reproducción realista de una superficie –tejido, plástico, metal– que a su vez envuelve la realidad última, cual metáfora de la búsqueda metafísica –mística o racional– del arquetipo oculto tras la percepción sensorial –no por casualidad desde un punto de vista etimológico la verdad –alétheia– significa desocultamiento, en relación con la acción de desvestir o desvelar.

 

Fascinado por los valores plásticos de las telas de los vestidos, cortinajes o telones, elementos fundamentales tanto por la forma como por el color de las composiciones de numerosas pinturas y esculturas antiguas –desde las dobleces y plegaduras bañadas por una luz espectral de los monumentales ropajes coloristas de El Greco hasta los minuciosos plisados, pliegues y repliegues de las vestimentas de las santas de Zurbarán pasando por los surcos, recovecos y rugosidades marmóreas de la esculturas romanas o barrocas, como la Santa Teresa en éxtasis de Bernini–, Iglesias les confiere, mediante la práctica del zoom, una autonomía propia dando lugar a superficies volumétricas complejas de múltiples evocaciones donde conviven lo clásico y lo futurista –lo cibernético, lo teatral, o enigmáticos micro y macro mundos– al mismo tiempo.

 

El artista no representa, redibuja la realidad. Partiendo del planteamiento de accidente controlado de David Alfaro Siqueiros, mediante un proceso basado en el gesto aleatorio de doblar o arrugar con sus consecuentes sombras y degradaciones lumínicas, se pone el foco de atención en la transformación azarosa de las cualidades moldeables y táctiles del plano y de los materiales. Al abordar la tradición desde lo contemporáneo –y viceversa– en un círculo hermenéutico visual y conceptual, surgen cartografías de la irregularidad de factura técnica impecable y carácter fotográfico en una suerte de abstracción hiperrealista –nada hay más irreal que el realismo– que responden a la cuestión filosófica sobre el conocimiento y la representación de la realidad, acercándose a lo divino, desde la poética de la arruga.

Mikel Onandia

https://issuu.com/ismaiglesias

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